Julio del Val, nace en Herrera de Pisuerga, Fallece en Palencia, el 7 de marzo de 2019, quien fue jefe clínico del Servicio de Traumatología y Cirugía Ortopédica del Hospital Río Carrión y reconocido pintor, ha fallecido a consecuencia de una grave enfermedad.
Hijo y nieto de médicos, Julio del Val, tenía ‘cantada’ la profesión. Podía haber optado por Bellas Artes, dada su gran afición al dibujo, pero la medicina le gustaba y nunca se arrepintió de la elección. Quiso ser psiquiatra y acabó en el polo opuesto, el del
quirófano de traumatología. «Soy una persona de acción», afirmaba.
El también tertuliano de La 8 Palencia llevaba casado desde los 27 años y hace tiempo que había repartido su residencia entre Palencia y Fuentes de Valdepero, donde pasaba los veranos enteros y los fines de semana del resto del año.
Dibujos de monumentos actuales –San Martín de Frómista, rincón de Zamora o la iglesia de San Millán de Baltanás, entre otras– y recogidos de imágenes antiguas –galería del castillo de Fuentes de Valdepero, Zamora antigua y royo de Mayorga, por ejemplo–. Estas obras son estampas dibujadas con una cuidada pulcritud. Julio del Val es un dibujante exquisito, que busca la línea precisa para reflejar fielmente el motivo que dibuja.
No solo de monumentos se nutre esta parte. El artista demuestra que resuelve con igual resultado las figuras, en algunos casos con guiños a la formación académica clásica, como los genitales de David, o buscando el detalle, como ocurre en los dibujos «El paso del tiempo», en el que refleja unas rugosas manos curtidas en el trabajo, y «Oración», donde las manos se entrelazan en la posición orante de un monje, cuyo hábito queda marcado por unos trazos simples, en uno de los dibujos más logrados de la exposición.
El cuerpo humano continúa estando presente en el recorrido de la muestra, en obras como «Familia de Soroya», recreación de un cuadro de este pintor, o «El aquelarre», que repite el mismo esquema con un cuadro de Goya.
El color va apareciendo poco a poco en la muestra en una transición hacia el óleo, la acuarela, la aguada o el pastel. Aquí encontramos marinas, figuras de gran belleza – como «Desnudo en las rocas», «Desnudo con vaso de vino», «Arenas» (una inquietante mujer tendida en la playa) o «Soledad» (una mujer sentada)–, rincones de Palencia –destaca «Lluvia en la catedral», en la que los edificios y las figuras se esbozan en trazos simples y en manchas negras–.
Julio del val emplea un color suave. Su paleta no resulta excesiva ni en cantidad ni en intensidad. Al contrario, la templanza caracteriza cromáticamente estas obras, lo que las hace más sensibles, más bellas. La ordenación de la muestra, desde el dibujo inicial de las máscaras, descubre el visitante los pasos por que el pintor camina: de simple pero certero dibujo a un color pleno, pero abordado con moderación, con intuición. Dicho de otra forma, «Puntos de vista» es un paso de la esencia del trazo a la esencia del color.
Julio del Val es un pintor esencialista, que rehúsa lo anecdótico para remarcar la médula, el fundamente, el alma de la realidad que refleja desde su personal punto de vista. Los dibujos sobrepasan los límites de la mera estampa para ofrecer al visitante una óptica muy creativa, y las pinturas revelan aspectos formales como el color, el volumen, la forma, la perspectiva, la profundidad, las transparencias..., que hacen de estas obras, que son de pequeño formato, piezas singulares de un honorable jubilado que dibuja y pinta con una más que evidente vena artística.